La Asociación de los Devotos



La asociación de los devotos es el más grande protector de la fe. El devoto trata de proteger la fe de otros devotos aún a expensas de sí mismo. Ese es el criterio para reconocer a un devoto. Él se sacrificará para impulsar a otros.

En el servicio al Señor, no es prudente confiar en nuestras propias fuerzas. Precisamente ese es el punto de la devoción. ¿Qué fuerza tenemos nosotros? Si nos acostumbramos a pensar que trabajamos con nuestras propias fuerzas, la mente vaciará porque nuestra fuerza también es fluctuante.

Cambie el concepto. En vez de confiar en mis propias fuerzas, en mi propia inteligencia, que son limitadas y defectuosas, despenderé de lo que es perfecto. La facultad de discernimiento deberá ser muy fuerte. Debemos saber diferenciar entre aquello que es perfecto y los que nos es perfecto, entre los que es material y lo que es espiritual. Nuestra propia fuerza es material.

Todo aquello que viene del Señor, de sus devotos, del santo nombre, de las escrituras, es espiritual. Si aprendemos a depender de eso, veremos que es como el vasto océano. Jamás careceremos de nada.